domingo, 12 de febrero de 2012

Capítulo 5: Kitten

De nuevo la habían seguido. Esta vez, como las últimas, ya no era una intuición, una sensación, esta vez el hombre no tuvo reparos en devolverle la mirada desde la esquina, apoyado en un coche, vestido con su pesada americana pese al caluroso y húmedo verano mediterráneo, mientras ella entraba en el portal del edificio de apartamentos de su amiga. Allí el portero la reconoció y le franqueó el paso, a través del arco detector multifunción que se había convertido en rutina en todas las viviendas.

Mientras esperaba el ascensor, decidió que hoy se lo contaría todo a Susana. Era inevitable, sin su ayuda no podría avanzar más, y si se demoraba era muy probable que ya no le dieran otra oportunidad, el cerco sobre ella se estaba estrechando.

Susana le abrió la puerta del apartamento con una expresión extrañada, interrogante – Hola Kitten, ¿como estás? – Le preguntó mientras la abrazaba y le daba dos calurosos besos – huy, haces mala cara nena, quieres dejar tu bolsa en el recibidor?
– No, gracias Susana, prefiero llevarla conmigo, hay algo que quiero enseñarte
– Que enigmática estás hoy, entre tu llamada, tu visita inesperada y esto, la verdad, no se que pensar
– Vamos a tu habitación y te lo explico
– Como quieras, hoy mis padres han salido, tenían una cita con el Notario o algo así
– Mejor. ¿Vamos?
– Si, sí, claro, ¿quieres algo de beber?
– Un refresco estaría bien, sí, gracias

Mientras Susana se dirigía a la cocina, Kitten se sentó en la cama del dormitorio de su amiga, poniendo la bolsa a sus pies. Le costaba encontrar las palabras con las que iniciar las explicaciones. Aceptó la bebida que le trajo su amiga, que le fue bien para aliviar en parte la sequedad de su boca provocada por los nervios. No podían ser más diferentes, ella alta, espigada, de largo y rizado cabello rubio recogido en un moño, ojos verdes y piel blanquecina recubierta de pecas, con una cara infantil que ocultaba sus 17 años, en cambio su compañera de clase Susana era bajita, fuerte, con un trabajado cuerpo de gimnasta clásica, morena con el pelo lacio cortado en una media melena que contribuía a dulcificar sus facciones fuertes y decididas, y la mirada directa y penetrante de sus ojos oscuros, que dirigió interrogadora a su amiga

- Tengo que explicarte muchas cosas, Susana, he venido porque necesito tu ayuda.
- Soy toda oídos
- Ehmmm…a ver por donde empiezo…¿recuerdas que te dije que mi madre siempre estaba de viaje?
- Si, es agente comercial, ¿no?
- Pues bien, en realidad no. Es una mutante
- Vaya…y como lo sabes, como vive aquí, ¿no la han detectado?
- No vive en zona libre, está viviendo en la zona mutante. No se como se las arregla, pero me manda dinero regularmente, es ella la que me mantiene y me permite vivir aquí, ir a la escuela, los cursos, el gimnasio, la residencia.
- Increíble. ¿Y porqué necesitas mi ayuda?
- Porque me he metido en un lío. ¿Recuerdas a Jenny?
- Jenny, ¿la rarita que expulsaron de la escuela el año pasado? Sí la recuerdo, ¿que tiene que ver contigo?
- Ella es un enlace con el Movimiento. Ella es la que me ha introducido en la política, en la actividad para defender la paz y el fin de la guerra.
- ¿Movimiento? ¿Que es eso? Te refieres a los de las manifestaciones, esos alborotadores que salen por la tele, que cada dos por tres son detenidos.
- No son alborotadores, eso es lo que dice este gobierno corrupto y tirano que nos domina con la excusa de la guerra. Son héroes que defienden nuestra libertad!!!
- Ja ja Kitten, pareces uno de esos políticos que salen por la tele, no te flipes, no me des la vara con historias de política, yo paso de eso tía.
- No me flipo, es la verdad, estamos en una dictadura encubierta, con la excusa de la guerra contra los mutantes nos tienen controlados, atados, no podemos hacer nada sin que lo sepan, y cada vez más se van apoderando de todas las cosas y nos van a usar como sus esclavos!!!
- Desde luego, ahora sí que hablas igual que la Jenny, estás como una chota tía, no te flipes. Ahórrate los discursitos y dime porqué estás aquí.
- Bueno, si no te interesa, pues me voy, perdona por haberte molestado, creí que eras mi mejor amiga, adiós – Kitten se levantó enfadada recogiendo su mochila
- Siéntate ahora mismo ¡!!! – Susana se había levantado también, cogió a su amiga por el antebrazo y la sentó en la cama – Ni se te ocurra dudar de mi amistad, entendido ¡!!! – se acercó a ella de pie, acercando su cara a la de su amiga mientras hablaba – me vas a explicar con pelos y señales lo que te pasa, y luego decidiremos con calma lo que hacemos
- Vale, vale, tranquila tía, me has asustado – dijo mientras su amiga se sentaba a su lado, sin dejar de mirarla – es que estoy muy nerviosa, hace días que me están siguiendo. Al salir de la residencia, al ir a clase, al venir aquí, en todos lados aparecen unos hombres con traje y americana, y me siguen allá donde voy
- ¿Aquí también? ¿quieres decir que ahora mismo hay un hombre abajo esperándote?
- Sí, si nos asomamos al balcón del comedor lo verás

Se dirigieron al comedor, y Susana, haciendo ver que regaba unas macetas, salió a la terraza y se asomó por el balcón

- Es cierto, hay un hombre en la esquina, apoyado sobre un coche, mirando hacia este portal.
- Quizás lo que buscan es esto – Kitten se había sentado en el sofá del comedor, y había sacado de su mochila una caja metálica blindada, de aspecto militar, del tamaño de un tetrabrick de leche. Tenía un cierre digital, con un pequeño teclado para introducir la clave de apertura. Susana se sentó a su lado, cogió la caja y la examinó atentamente.
- No te voy a preguntar de donde la has sacado, pero sí que narices pretendes hacer con esto, ¿sabes lo que es?
- Me han dado una misión de correo. Bueno, de hecho, la misión se la dieron a Jenny, pero me temo que no la va a poder llevar a cabo
- ¿Por qué?
- Porque está muerta. Quedamos en su local para que me diera instrucciones, como cada sábado por la tarde, para mí era un juego divertido y emocionante, pero no apareció. La esperé un par de horas, y al no aparecer me fui a buscarla a su actual casa, una casa ocupa cercana al parque de la montaña. Al llegar, vi que la puerta estaba reventada, al subir la encontré en su habitación con su novio, estaban estirados juntos desnudos en medio de un charco de sangre.
- Dios mío ¡!! ¿qué hiciste?
- No había nadie más en la casa, me fui corriendo y llorando asustada, no sabía donde ir, así que volví a su local, y al buscar en los armarios algo para comer, encontré debajo del fregadero la caja con esta nota.

Susana leyó la nota: “pax, has de buscar al sol más húmedo y hacer la entrega al flamen quirinalis”

- Pax era el nombre en clave de Jenny. Flamen es un ayudante o cuidador de un dios romano, en este caso Quirino, lo encontré en Internet. En el Movimiento utilizan todo el rato acepciones latinas, son unos plastas con eso. Decidí coger la caja y marcharme, pues no me pareció que fuera un lugar muy seguro, una vez me hube tranquilizado. Me parece que cometí un grave error, pues a partir de entonces me están siguiendo, empezaron con discreción en mi residencia y en mi asistencia a clase, por eso dejé de ir a la escuela estos últimos días, pero ahora ya no disimulan. Llevo dos días sin poder dormir, encerrada en la residencia, estoy de los nervios.
- Vamos por partes. ¿desde cuando tienes la caja?
- Desde el sábado por la tarde, hace cinco días
- Bufff, ¿y porqué no has hecho la entrega?
- Porque no se que narices es el sol más húmedo, me he vuelto loca buscando por Internet, pero cada vez lo entiendo menos!!!
- Desde luego, te has metido en un lío de narices. ¿Y que quieres que haga yo?
- Ayudarme, no se donde esconderme, no se que hacer con la caja, no se que hacer!!! Tú siempre has sido muy decidida, bajo esa apariencia de niña pija tonta
- Eh, sin pasarse un pelo eh!!! Que la rubia eres tu!!!
- Ayúdame, por favor - Kitten se abrazó a su amiga llorando, nerviosa, liberando los nervios acumulados durante días de tensión.

Estuvieron unos minutos así abrazadas, mientras se tranquilizaban mutuamente. Susana le dio un pañuelo a Kitten, que se limpió la nariz sonoramente, y se sentó en silencio.

- Un barco.
- ¿Como dices?
- ¿Has mirado si hay algún barco en el puerto que se llame Sol?

Kitten se quedó mirando a Susana estupefacta. Sacó su Terminal portátil de la bolsa sin decir palabra, y tras unos minutos contestó – Ya sabía yo que tenía que hablar contigo, según la web del puerto hoy está prevista la llegada de un tal Sol di mare, de bandera japonesa. Aún no ha llegado, porque no figura en el listado de barcos atracados.

- ¿te apetece un garbeo por el puerto? – dijo divertida Susana, mientras se levantaba y se dirigía a su habitación.

La cara del hombre de la americana fue todo un poema, cuando vio a las dos jóvenes salir por la puerta del aparcamiento subterráneo a toda velocidad en la motocicleta eléctrica de Susana, y desaparecer en la primera esquina.

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